Entre surcos de vinilo y vermú. Episodio 22: Homenaje a Dallas Good que deja atrás este mundo

podcast • mar. 06, 2022

El pasado viernes 18 de febrero servidor veía con incredulidad y ganas de que fuera un error la noticia del fallecimiento de Dallas Good.

Quizás su nombre no diga mucho para el gran público, pero para muchos de los que amamos los sonidos de country, garage, surf, folk, psicodelia, pop… The Sadies ocupaba un lugar especial en nuestras discografías, y sobre todo en nuestro corazoncito. Dallas Good como principal compositor, cantante y guitarrista había construido junto a su hermano Travis, Sean Dean y Mike Bellitsky uno de los grupos más excitantes de lo que llevamos de lo que llevamos de siglo.

Tenían los ingredientes necesarios que hacen que amemos los discos. Mirar al pasado para construir algo propio y original, con la honestidad de aquellos que no se creen por encima del bien y del mal. Desprendían ese aroma de grupo que prefiere entrar en comunión con el público que les escucha más que con uno mismo. Sus directos siempre —y repito lo de la palabra siempre— eran arrolladores. Un teletransporte a pasajes diferentes durante las dos horas en las que el grupo iba desgranando poco a poco su paleta estilística y pericia instrumental al servicio del público. No he visto una sola crítica negativa del grupo o una persona que quedara indiferente ante la evidencia. Han dejado atrás un legado enorme para todos aquellos que se hayan acercado a su mundo y creo que para ellos, que tantos hayamos disfrutado (y lo sigamos haciendo) de su trabajo es un triunfo más allá del número de apariciones en Google.

Me fastidia hablar en pasado porque aún queda un disco por venir, y los que ya están grabados quedan en nuestra memoria y estanterías. Sólo me queda cerrar el círculo con una visión corta y subjetiva de su discografía por si alguien —y bendita suerte la suya— va a empezar a escucharles.

Precious Moments (1998) y Pure Diamond Gold (1999)

Los inicios del grupo en los que desarrollan instrumentales surferos a ritmo de un Airbus 320 cargado de punks de camino a ver una película de Sergio Leone.

Las versiones son abundantes pero con algunas canciones propias comienzan a dejar entrever que el camino no ha hecho más que empezar.

Tremendous Efforts (2001) y Stories Often Told (2002)

El primer punto de inflexión del grupo. No solo comienzan a manejar otros estilos como el garaje, la psicodelia sino que se acercan a los sonidos de raíces norteamericanas. Las versiones e instrumentales siguen presentes pero las composiciones propias mejoran las de su etapa anterior.

El sonido del grupo también evoluciona gracias a ampliar el equipo de trabajo y que Greg Keelor de Blue Rodeo se haga cargo de los mandos en las mesa de mezcla.

Favourite Colors (2004) y New Season (2007)

Comienza lo bueno. Ya se han soltado como compositores y se sienten cómodos en la mezcla de estilos que han desarrollado en sus cuatro primeros discos y en las colaboraciones como grupo de apoyo y que comentaremos más adelante.

Ambos son quizás los más pop de toda su discografía. El tiempo dedicado a componer y grabar se nota, así como el cambio de equipo de trabajo y lugar de grabación de los dos álbumes. El primero aún con Greg Keelor en la producción, el segundo con algún pasaje más crepuscular y con Gary Louris en la producción. Junto a él y en los estudios de Paco Loco en el Puerto de Santa María se vuelven más refinados en especial en el juego de voces de los hermanos Good.

In Concert Volume One (2006)

El que de momento es el único disco en directo del grupo. Para ser sincero, rara vez me gustan los discos de directo. Esta es una de las excepciones.

El ambiente festivo rodeado de sus amigos lo asemeja a un Último Vals de The Band pero en versión alternativa. No es como verles en directo, pero es lo más cerca que se puede estar de esa sensación y tiene mérito que lo consigan.

Darker Circles (2010)

Debilidad personal. Puede que sea porque es el primero del que me atraparon por las arterias para no soltarme. Suenan más sombríos que en otros discos, pero entre sus nuevas capas sónicas se encuentran algunos de los momentos más bellos de toda su discografía.

Definitivamente dicen adiós a las versiones y el sello personal de la banda ya está plenamente asentado.

Internal Sounds (2013)

El que recomendaría para empezar a descubrirles. Van tan sobrados que todos los estilos y personalidad se encuentran condensados en sus once canciones. Para más inri es el primero que producen ellos mismos (Dallas Good en concreto, que además aporta una radiografía de su pierna rota para la portada) y el que mejor suena.

Northern Passages (2017)

El que se podría considerar una continuación del anterior. Depende de cómo se cuente (¿décimo primero incluyendo el directo y la banda sonora de tales of The Rat Fink?) podría hacer pensar que caerían en una crisis creativa o la autocomplacencia. Nada más lejos de la realidad. Si personalmente me gusta un puntito menos que los dos anteriores sigue siendo un disco de alto nivel. Nos parece normal que sigan creciendo con el paso del tiempo, pero es así.

Colaboraciones

Con Andre Williams. En la que no sabes si el propio Williams ha transformado al grupo o son The Sadies los que han conseguido que Williams suene de una forma diferente. Williams se acerca más al Country Pop de los Sadies y los Sadies consiguen hacerlo al Blues y al Soul acompañando a Williams.

Con Jon Langford en Mayors of the Moon (2002). La colaboración más Sadiana de todas. Está Jon Langford aportando composición y el conocimiento de una vida repleta de grupos y carretera, sí. ¿Podría haber encontrado mejor compañía que los Sadies para aglutinar ese mundo? Lo dudo ampliamente.

Con John Doe en Country Club (2009). Una deliciosa colaboración en la que Doe y los Sadies rinden tributo a sus heroes Country más alguna canción propia que nos transporta a los años de gloria de Nashville y el sonido Bakersfield.

En ese último vermú que nos hemos tomado a la salud de Dallas Good deseándole un feliz viaje hemos escuchado las siguientes canciones para resumir brevemente su carrera. Buen viaje.